CUANDO LE PREGUNTÓ A SU PADRE SI PODÍA HACERSE UN PIERCING, EL POBRE VIEJO LE CONTESTÓ QUE SÍ.
A LA MAÑANA SIGUIENTE, DESPUÉS DE VER LO QUE SE HABÍA HECHO, EL VIEJO SE INFARTÓ.
Después de que Erasmo de Rotterdam escribiera su obra inmortal muchos han sido los que, sin saberlo, siguieron elogiando (encomiando) a la locura (moria).
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